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Trujillo, cuna de conquistadores
rujillo, situada entre las vegas de los ríos Tajo y
Guadiana, alberga un importante conjunto de iglesias,
TRUJILLO, T castillos y casonas solariegas que se estructuran en
torno a su Plaza Mayor y que está declarado Bien de Interés
ciudad de romanos, visigodos, Cultural.
árabes, judíos y cristianos Pero, además, esta ciudad cacereña ha dejado una importan-
te huella en la historia, ya que en el siglo XVI fue cuna de ilus-
tres personajes vinculados al Descubrimiento de América. Por
esta razón, Trujillo queda enmarcada en plena Ruta de los
Conquistadores, que recorre otras localidades extremeñas co-
mo Medellín, Villanueva de la Serena o Jerez de los Caballeros.
Por su parte, el Parque Nacional de Monfragüe, uno de los es-
pacios protegidos más importantes de Extremadura, se extien-
de pocos kilómetros al norte de Trujillo para ofrecer un insólito
paisaje de bosques, dehesas y embalses.
Los orígenes de Trujillo hay que buscarlos en el primitivo
asentamiento denominado Turgalium. Tras ser ocupada por
romanos y visigodos, Trujillo permaneció durante más de
quinientos años bajo dominio árabe, época en que tuvo lu-
gar un notable desarrollo del enclave. Éste pasaría después
a manos cristianas tras ser conquistado en 1232 por el rey
Fernando III, si bien sería el monarca Juan II quien concedería
a Trujillo el título de ciudad en 1430.
En el siglo XVI, Trujillo experimentaría una época de gran es-
plendor, motivada por su importante papel en el descubri-
miento de América. Así, la ciudad fue cuna de dos grandes
conquistadores. La ciudad de Trujillo conserva su sabor an-
tiguo en las dos zonas que la componen: la «villa» medieval,
de origen árabe y la «ciudad», de los siglos XV-XVI.
La ciudad
La ciudad se estructura en torno a la monumental Plaza Mayor,
que se encuentra presidida por una estatua ecuestre de Pizarro
realizada en bronce. Durante siglos, ha sido el centro de la vi-
da social y comercial de la urbe, albergando mercados, fiestas
y todo tipo de espectáculos. En el siglo XVI se convirtió en una
plaza señorial, ya que los conquistadores y diversas familias de
la nobleza comenzaron a edificar en ella casas y palacios.
Además, existen numerosos palacios y casas solariegas (si-
glos XVI-XVIII) que se caracterizan por sus balcones en ángu-
lo, elemento propio de la arquitectura civil trujillana.
En las calles empedradas que parten de la plaza aparecen
otras residencias nobles, como la Casa del Peso Real o de
los Chaves Cárdenas, gótica con añadidos renacentistas, o el
Palacio de Juan Pizarro de Orellana, del siglo XVI.
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