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/sobre plano: Córdoba/































Córdoba.
Una historia para degustar



Hay lugares en los que la historia nos acompa- ros como Baena, es la campiña y es la Sierra
ña de manera constante. La Historia se nos Morena. Son muchas cosas, muchos moti-
aparece en las calles, en parajes, en monu- vos, que nos hablan de una provincia diversa,
mentos, en construcciones pero también que en su situación de interior ha sabido irra-
se nos revela en las gentes, en manifestacio- diar hacia el exterior buena parte de su sabi-
nes culturales, en formas de decir y de hacer, duría. De una forma calmada, consciente de
en la manera en que nos movemos, en cómo que es la Historia un bagaje que hay que dis-
contemplamos el mundo, en el poso que tie- frutar y que forma parte de nosotros mismos,
nen nuestras refexiones. En lo que comemos. y no simplemente es un recurso que podemos
Córdoba, y no lo decimos por decir, es una utilizar para atraer a curiosos que nunca hayan
de las provincias andaluzas más pintorescas visto una mezquita tan esplendorosa en una
y, al paso que vamos, más desconocidas. gran ciudad de un país Occidental.
Aclaremos este punto. En un mundo en el que Córdoba es Córdoba y es la provincia. Es una
pretendemos ir deprisa, consumir lo que con- provincia en la que tenemos sierras, pueblos
sume todo el mundo, ver lo mismo que ve to- blancos, que luchan por permanecer incólu-
da la gente y pasar el tiempo en un entorno mes ante el aluvión de amenazas que acaban
en el que, por el amor de dios, podamos ver convirtiendo a los pueblos en copias de co-
el mar de alguna manera, Córdoba se pierde. pias de algo que a los turistas les pueda pare-
Córdoba va al contrario que el resto del mun- cer «típico andaluz». Y pueblos que se reivin-
do, porque en Córdoba el tiempo se pasa de dican frente a la Gran Córdoba, la ciudad que
otra manera. Porque Córdoba es campo y es con su simple nombre nos lleva a tiempos de
una ciudad. Es serranía, es el río Guadalquivir califatos, de espléndidos palacios construidos
nada más y nada menos, son pueblos de en honor de esposas de ensueño, de ejérci-
maravilla como Cabra, son pueblos olivare- tos que cabalgan bajo la bandera de la me-
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