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/Mundo cofrade/

tas en tiempos de penurias y que ha pasado a peñados en unir sentimientos de los pueblos
ser un lujo en la gastronomía de los pueblos de que tienen al cerdo casi casi en los altares, tal
España. Alimentó a familias enteras del mundo y como hizo San Antón y algún santo más. El
rural como ya queda dicho, y ahora produce propio Lalín, Noreña, La Alberca, Burgo de
algo más que ricos y cotizados jamones, pues Osma y pocos más, cuentan con monumento
hasta las válvulas de su corazón son aprove- al cerdo. Pues a ello vamos.
chables, pues dicen que son lo más parecidas De todos modos, estamos ante un animal que
a las del hombre. Pues bien que se merece origina los más diversos comentarios, que da
monumentos, homenajes y celebraciones. Es sus nombres para la mayoría de las cosas
evidente que está en los altares cristianos por despreciables por el ser humano y que genera
alguna razón soberana. la mar de agradecimientos para el estómago,
El pasado 18 de enero, con frío, tal y como ya que desde el hocico hasta el rabo...
mandan las costumbres matanceras, una nue- Por Inglaterra, ya andan con nuevas reglas y
va embajada noreñense tomó las carreteras nuevas normas de respeto en el trato hacia es-
de Castilla y las parameras sorianas que tan- te animal, por lo que no es de extrañar que a
to cantó Gerardo Diego, para ratificar aquel partir de muy poco tiempo, lleguen hasta los
primer encuentro amistoso y oficial, probar los mataderos en su recta final, limpios, en camio-
veintitantos platos que elaboran con las dife- nes con jaulas independientes, acolchadas y
rentes partes del cerdo, animal que según de- con duchas, música clásica y con aire acon-
jó escrito el sabio doctor Gregorio Marañón, dicionado. Pues la verdad que se lo merecen,
salvó mas vidas humanas que la propia peni- aunque sigan gruñendo, que ya no sabemos si
cilina, que se cura después de muerto dicen lo hacen con razón o sin ella, aunque mirándo-
otros y por Galicia, Álvaro Cunqueiro asegu- lo bien, quizás la tengan toda.
raba que les gustan hasta sus andares parsi-
moniosos, que ya es decir y ya que hablamos
de Galicia, en el entrañable Lalín, están em- Miguel A. Fuente Calleja
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