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/cofradías enogastronomía/
cofradía gastronómica Nacimiento del Río Pues en esa preciada comarca de La Merindad
Ebro, con acto ofcial en el ayuntamiento de de Campóo que abarca desde el Hijar hasta el
Reinosa y posterior reafrmación en Fontibre o Ebro, un nutrido grupo de entusiastas culina-
en Fontiber, allí mismo donde las aguas a 880 rios, y lo que es más importante, amigos entre
mts. Donde Cantabria en verdes pañales reco- sí, decidieron dar ofcialidad y sentido lúdico
ge en su nacimiento el río de España e inician a su afción gastronómica como defensores
su silencioso recorrido hasta el Mediterráneo, de las viejas tradiciones, cuyo valioso lega-
mezclándose en tan largo descenso con las do recibieron de sus antepasados en una co-
diferentes culturas que engrandecen las orillas marca que supo mantener -quizás por su ais-
del río español por antonomasia, el Señor Río lamiento geográfco- costumbres que la inevi-
de España como dejó bien claro Luís Antonio table modernidad fue haciendo desaparecer,
de Vega en su Guía Gastronómica, el que da como la trashumancia pastoril con sus típicos
nombre a la península Ibérica como signifca- guisos entre los que hay que destacar la cal-
ción del río de las tribus iberas. Claro que tam- dereta de borrega merina o la elaboración del
bién leímos por alguna parte, que solamente cocido de arvejas, leguminosa que se diferen-
hacía falta un pequeño movimiento de indeci- cia de las lentejas por sus granos cilíndricos y
sión para que esas aguas pudiesen ser verti- que ya citaba Plinio como alimentación de los
das al Cantábrico o al Atlántico. bueyes y de las aves, pero que en momentos
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cofradía gastronómica Nacimiento del Río Pues en esa preciada comarca de La Merindad
Ebro, con acto ofcial en el ayuntamiento de de Campóo que abarca desde el Hijar hasta el
Reinosa y posterior reafrmación en Fontibre o Ebro, un nutrido grupo de entusiastas culina-
en Fontiber, allí mismo donde las aguas a 880 rios, y lo que es más importante, amigos entre
mts. Donde Cantabria en verdes pañales reco- sí, decidieron dar ofcialidad y sentido lúdico
ge en su nacimiento el río de España e inician a su afción gastronómica como defensores
su silencioso recorrido hasta el Mediterráneo, de las viejas tradiciones, cuyo valioso lega-
mezclándose en tan largo descenso con las do recibieron de sus antepasados en una co-
diferentes culturas que engrandecen las orillas marca que supo mantener -quizás por su ais-
del río español por antonomasia, el Señor Río lamiento geográfco- costumbres que la inevi-
de España como dejó bien claro Luís Antonio table modernidad fue haciendo desaparecer,
de Vega en su Guía Gastronómica, el que da como la trashumancia pastoril con sus típicos
nombre a la península Ibérica como signifca- guisos entre los que hay que destacar la cal-
ción del río de las tribus iberas. Claro que tam- dereta de borrega merina o la elaboración del
bién leímos por alguna parte, que solamente cocido de arvejas, leguminosa que se diferen-
hacía falta un pequeño movimiento de indeci- cia de las lentejas por sus granos cilíndricos y
sión para que esas aguas pudiesen ser verti- que ya citaba Plinio como alimentación de los
das al Cantábrico o al Atlántico. bueyes y de las aves, pero que en momentos
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